'Reflexión sobre la división en nuestra Trimileria'
¿Alguien se ha detenido a pensar qué pudo haber sucedido para que en nuestra trimilenaria tierra, donde antes existía una única Federación de Asociaciones de Vecinos, ahora haya dos?, ¿qué ha pasado? Permítanme explicar mi perspectiva.
En Cartagena, inicialmente existía una Federación que, en teoría, representaba a todos los vecinos, independientemente de su lugar de residencia dentro de nuestra comarca.
Esa era la idea: una representación inclusiva y equitativa. Sin embargo, con el tiempo, esta Federación dejó de cumplir con su misión y sus propios estatutos.
Para empezar, los propios Directivos comenzaron a votar en las asambleas, lo cual estaba expresamente prohibido por los estatutos. Además, dejaron de asumir su responsabilidad de representar a las plataformas vecinales, desconectándose de los intereses reales de los vecinos.
Incluso llegaron a cambiar el nombre, pasándose a llamar "Asociaciones Vecinales", con la intención de integrar a todas las asociaciones, pero relegando a los propios vecinos como individuos.
Lo que tampoco era de recibido que aprovechaban que la mayoría de los Directivos de las Asociación de Vecinos al ser personas mayores, existía una persona que con el hecho de estar en la oficina, ella se encargaba de documentar todo lo que desde el Ayuntamiento no es exigían, por lo que dependían de ella para todos esos menesteres, incluso los escritos de Firma Digital que claro esta estaba en su poder.
La base de datos de cada Asociación de Vecinos de penden de esta persona, los documentos los tienen esta persona, los teléfonos los tiene esta persona, el control en definitiva lo tiene esta persona, por eso cuando hay asamblea e interesa asistencia de acuerdo a lo que se va a plantear, esta persona llama a quien entiende que tienen que asistir.
Muchos Directivos de Asociaciones Vecinos, por nuestra edad, dependemos de esa ayuda para actualizar los documentos anuales o justificar facturas ante la Administración local. Pero esta dependencia no debería condicionar nuestra capacidad para cuestionar decisiones o defender los intereses de los vecinos.
Tampoco aceptaban a las Asociaciones que criticaban sus acciones, imponiendo la idea de que cualquier disidencia equivalía a estar "en contra".
Para colmo, su comunicación con los representantes de los barrios se limitaba a mensajes en la prensa, donde se referían a ellos en términos despectivos, como "desoficiados", sugiriendo incluso que nos "estábamos tardando en irnos".
Además, es preocupante que esta Federación se haya convertido en algo que, en lugar de fomentar la autonomía de las Asociaciones, las hace dependientes.
Por el simple hecho de que alguien les rellene algunos documentos exigidos por el Ayuntamiento de Cartagena, se sienten obligados a apoyar incondicionalmente las decisiones de la Federación.
Ante este panorama, no quedó otra opción que crear una nueva Federación.
Una Federación que volviera a centrarse exclusivamente en las Asociaciones de Vecinos y en su propósito original: representar los intereses y las voces de todos, sin exclusiones ni imposiciones.