San Ginés de la Jara (V)
Pero volvamos al curso de la historia, estamos en el siglo XVII y en él, con la protección de don Juan José de Austria, el patrimonio artístico del monasterio creció considerablemente. En el monasterio vivía un fraile llamado Pedro Botía, de joven había tenido una visión del niño Jesús en la cercana población de Mula, con el tiempo Pedro Botía se convirtió en el asesor espiritual de don Juan, quien al parecer entre otros donativos dio al monasterio un cristo o un cañón o una “custodia de plata sobredorada y piedras preciosas, donde hay buenas esmeraldas y en el viril 50 y tantas perlas iguales i mayores que garbanzos da sahuco”
Don Juan había visitado el monasterio en otras ocasiones, ya que en él habitaba su asesor espiritual, pero sin duda la más transcendental fue el 12 de septiembre de 1669 cuando se colocó en el altar mayor la pequeña imagen de la Virgen del milagro, el Campo de Cartagena llevaba siete años sin recibir ni una gota de agua, ni tan solo del rocío mañanero, tan pronto como la virgen estuvo en su sitio comenzó a llover de manera que la cosecha del año siguiente fue de las más copiosas que se habían conocido.
La imagen había sido comprada por el franciscano fray Juan de Torres a unas mujeres moras que jugaban con ella como si de una muñeca se tratase en una calle de Argel. El fraile estaba cautivo en Argel y al ver la imagen tuvo el impulso de comprarla aun gastándose el dinero de su amo, de camino a casa de su amo la zozobra y el miedo al castigo invadían el espíritu de nuestros fraile, pero milagrosamente un capitán de un navío francés le dio espontáneamente el dinero que necesitaba para dar a su amo, tomando la pequeña imagen el nombre de Virgen del milagro.
Años después fue liberado el franciscano y aunque su deseo era que la imagen residiese en La Jara, no se pudo negar a regalársela a la familia del marqués de Leganés al que había visitado en Oran. Pasado el tiempo el Marqués volvió a la Corte y aunque quiso donar la imagen a algunos conventos estos no la aceptaron, tal vez por su reducido tamaño, 35 cm, pero quiso el destino que fray Pedro de Jesús viera la imagen y se la pidiera al Marqués para llevarla al al monasterio de San Ginés de la Jara.
Un año después del milagroso aguacero presenciado por Juan de Austria se creó la Hermandad de la Virgen del Milagro de la que fue fundador y Hermano mayor el rey Felipe IV, concediendo el Papa Inocencio XI jubileo perpetuo a quien peregrinase al Monasterio el día de la festividad de la Virgen.
Nos encontramos a principios del siglo XIX, el monasterio aún franciscano alberga gran cantidad de cuadros, libros, imágenes y patrimonio atesorado durante siglos, pero se acercan tiempos convulsos para la Iglesia y gran parte de este patrimonio es “evacuado” Sabemos que parte del patrimonio del monasterio recaló en la cartagenera iglesia de Santa María de Gracia, el 28 de agosto de 1821 sale de Cartagena un carro escoltado por el ejército en dirección Murcia, el carro va cargado con cajas que contienen joyas y efectos de valor, pertenecientes a los conventos recién clausurados.
El 18 de abril de 1842 el diario El Espectador publica un anuncio denunciando irregularidades en la adjudicación de la propiedad del monasterio de San Ginés de la Jara, abogando el columnista por la intención del señor Valarino de instalar una fábrica de cerámica y loza tipo inglesa. Al parecer el Sr. Valarino ya se había dado cuenta que el monasterio, aún antes de salir a subasta ya tenía dueño. Justo un año después se confirman los hechos, el 17 de abril de 1843 se publica en el Diario de Madrid la salida a subasta pública del monasterio de San Ginés de la Jara, tasado en 71.836 reales, y sería ¿cómo no? el prestamista y político cartagenero, diputado en Cortes D. Miguel Andrés Starico y Peseto quien se quedaría con la propiedad.
El primer dueño del exclaustrado monasterio fue Miguel Andrés Starico, hijo de genoveses, había nacido en Cartagena en 1780, hábil con los negocios se convierte pronto en uno de los prestamistas más importantes de la provincia, invirtiendo los beneficios en el arrendamiento al Estado de toda clase de impuestos y derechos, como derechos de puertas, suministros al ejército, etc.
Se presentó junto a Juan Álvarez de Mendizábal para diputado a Cortes por Murcia, siendo elegidos los dos, y siendo poco más tarde junto a Mendizabal uno de los firmantes del Decreto de la famosa Desamortización.
Con su inmensa fortuna y posiblemente como gran acreedor del Estado, fue el mayor beneficiario de los bienes desamortizados en la Región, llegando a pujar y conseguir la concesión de las campanas de todos los conventos enajenados de la Región para su exportación como metal al peso por el puerto de Cartagena, afortunadamente no se descolgaron casi ninguna campana de sus espadañas y torres.
Sin embargo el monasterio de San Ginés no sufrió saqueo, sino más bien al contrario, la familia Starico lo eligió como residencia veraniega en vida y residencia eterna en la muerte, de ello nos habla tanto la cripta bajo la iglesia del panteón de la “Familia Starico Ruiz” como el encalado para tapar las pinturas de la nave de la iglesia y fechado en el techo en la década de los 50 del siglo XIX.
Casi un año después el 19 de febrero de 1844 se publica en el Diario de Madrid el anuncio de subasta pública de los terrenos pertenecientes al monasterio de San Ginés de la Jara, situados en la dehesa de San Ginés en la diputación de Algar, se tratan de 142 fanegas, más de 900.000 metros cuadrados tasados en 24.675 reales. Acabando la propiedad en manos del Sr. Starico.
A partir de estas fechas la memoria colectiva del santo y de los lugares relacionados con él empiezan a disolverse y olvidarse, tomemos por ejemplo la “Sierra de San Ginés”, refiriéndose a los montes que van desde el monte San Julián hasta el Cabo de Palos, a día de hoy Sierra Minera o Sierra Cartagena-La Unión.
Así en el “Itinerario descriptivo militar de España” de 1866 leemos en la página 403 del tomo IV: “A 3.5 k. de Algar se divide el camino en varios. El primero continua por la costa faldeando la sierra de San Ginés, y conduce a San Ginés de la Jara, antiguo monasterio y hoy caserío con 230 vecinos, distante 19.5 k. y dependiente del Ayuntamiento de Cartagena”.
Tampoco queda nada de ese caserío de 230 vecinos, que no habitantes, también desapareció en el que según testimonios se encontraba una ermita de las nueve que tuvo el Miral convertida en vivienda.
Por otro lado en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de Pascual Madoz, publicado en 1847, en el tomo VIII, en la voz Ginés(San) leemos: “se encuentra la sierra de San Ginés que son unos cerros lindantes con el mar Mayor por la parte S. Y con el mar Menor por el O. En la falda de uno de estos montes con exposición al N. se encuentra situado el ant. Conv. De San Ginés de la Jara, que perteneció a la reforma de recoletos de la orden de San Francisco; este edificio con la igl. Y hospedería están dentro de un cercado que llaman “El Real”, con una parte de huerta plantada de naranjos y árboles frutales, regados con las aguas de 3 nacimientos de dichos montes, siendo medicinal una de aquellos, y para tomarlas hay construidos baños que son frecuentados por las personas que moran aquellos contornos …”
Igualmente Madoz en la voz Cartagena nos dice que en el mismo puerto nace la sierra de San Ginés que llega hasta el Cabo de Palos.
A día de hoy de aquellos tres nacimientos de agua no tenemos ni noticias y menos aún de los baños, del huerto si, aunque solo sea por fotos antiguas y recortes de prensa que anunciaban las famosas “Naranjas de San Ginés de la Jara” y de la Sierra de San Ginés…