PERIÓDICO DE SUCESOS, TRIBUNALES y TRÁFICO DE LAS COMARCAS DEL CAMPO DE CARTAGENA Y DEL MAR MENOR                                                                         booked.net

'Soy Sara Gómez'

Mi nombre es Nora Gómez Sánchez, soy la hermana de Sara, y os voy a contar su historia porque ella ya no puede, pero lo voy a hacer como si os la contara ella.



Soy Sara Gómez Sánchez de 39 años, amiga, hija, hermana y madre de dos bellas criaturas que amo con locura. Una adolescente de 18 años, Sarita y un pequeñajo de 10 añicos, Izan, que aún me necesitaban; mis grandes tesoros. Con ilusión contrate una lipoescultura a través de una clínica privada llamada “Galena”, en Murcia; donde un supuesto cirujano llamado Dr. Javier Alejandro Masso, me aseguró y me contrastó (tengo los wasaps guardados) que no era nada invasiva. Era (me decía) una intervención con un muy bajo porcentaje de peligrosidad en la cual, te eliminan la grasa localizada de tu cuerpo, que era difícil de eliminar con dietas y gimnasio.

Consistía en introducir una cánula con aspiración entre la piel y el músculo para absorber dicha grasa. Era cuestión de 3 horas como mucho, ese mismo día me iría a casa, con un par de días de reposo durante los que llevaría una venda a presión o una faja elástica, volvería a mi vida normal. Lo tenía todo planificado... volvería a casa con mi familia, luego a mi trabajo y después, a disfrutar de mis hijos y mi familia, en un gran viaje que teníamos planeado desde hacía tiempo y que pospuse por este acontecimiento.

La operación se llevó acabo en un quirófano alquilado que, dicho médico, contrato en La Virgen de la Caridad de Cartagena. Iba a ser una operación poco complicada que, según él, emplearía una técnica nueva con cánulas especiales y ángulo diferente, no problemática, de la que no podía dar muchas explicaciones porque no quería que se la copiasen.

La verdad es que os preguntaréis cómo no me informé bien, pero resuelvo la duda… Sí me informé, en su página de perfil de Instagram tenía más de 300 fotos de dichas operaciones como la que me iba a realizar a mí, así que, no imaginé que estaría redactando este escrito, ni tampoco mi final.

Cuando mi familia empezó a mover y buscar pruebas y papeles, dichas fotos desaparecieron junto con su perfil. Ahora tiene otro nuevo, donde ha puesto operaciones simples de las cuales él si puede realizar porque es titulado en cirugía cardiovascular, no en cirugía plástica como quiere vender ante prensa y televisión. La realidad es que no tiene dicha titulación oficial y homologada, y yo, que pensaba que estaba ante un cualificado y experimentado profesional por lo que yo, lo contraté.

Era el jueves 2 de diciembre del 2021, cuando me ingresé a las 8:00 h de la mañana para realizarme dicha operación, la cual, como he nombrado antes, duraría unas pocas horas y después me marcharía a casa con mi gran familia. Así debería de haber sido, pero a las pocas horas de entrar, exactamente a las 11 de la mañana, mis constantes vitales iban en descenso… Hemoglobina pasó de 11 a 4 en 2 horas y eso deberían de haber controlado, pero siguieron sin más. Unas horas más, concretamente las 14:00 h del mediodía, empecé a sentir alrededor mío, gente moverse de un lado a otro y oír unos pitidos anormales… mis constantes vitales estaban cayendo aún más, a tal punto que casi ya no tenia y ya había empezado mi escena terrorífica con episodios de hipotensión.

Era todo tan confuso, tan irreal. Todos murmurando y a la misma vez mirando, como si no pasase nada, mientras mi vida se iba con cada gota de sangre que me dejaron caer y se esparcirse por el suelo. Oí al anestesista decirle “al doctor”, el que debía velar por mí, que parase, que las cifras tensionales iban mal y estaba casi sin constantes vitales. Le decía al cirujano, que no podía seguir con la operación, que se detuviera, que estaba todo mal ya que no estaba extrayendo grasa sino sangrado que era continúo.
 
Entré en estado de shock, un shock hipovolémico, esto quiere decir, que fue una perdida muy grave de sangre y de otros líquidos, que hace que el corazón sea incapaz de bombear suficiente sangre al cuerpo y dejan de funcionar muchos órganos.

Eran las 14:00 del mediodía. Había 4 personas conmigo ese día, en ese quirófano, en esa habitación tan oscura y solitaria para mí.

La coordinadora encargada de los quirófanos, el anestesista, el cirujano y la compañera profesional y, dicen, sentimental de este que, por cierto, desconociendo su formación sanitaria. Volvió a insistir que parara la operación, pero allí solo se detuvo mi vida. Ninguna, pero ninguna de las personas que en ese quirófano componía el equipo médico hizo nada por mí, por mi vida, por salvarme… Esas decisiones u omisiones fueron cruciales. ¿SANITARIOS? PARA MÍ NO… ¿VERDUGOS? LA JUSTICIA LO DIRÁ (PARA MÍ, SÍ).

Cualquiera de ellos debía de haber tenido una mínima devoción y dignidad por su carrera y su profesión y no haberme dejado morir. Cualquiera de los allí presentes, podrían haber llamado a una ambulancia y no haber esperado esas fatídicas 4 h mientras me desangraba y moría lentamente.
Durante esa incomprensible pasividad de 4h, me podrían haber salvado, hoy no estaría redactando mi caso, otra persona por mí.  

No quería creer nada de lo que sentía y oía, pensé que eran efectos de la anestesia, que, simplemente era un sueño, un sueño que un día se lo contaría a mi hermana al volver a casa. Me diría como tantas otras veces me decía, que estoy loca, pero loca por vivir.

Seguía sintiendo gente alrededor, correr, sentir como limpiaban mi cuerpo, yo no entendía nada. No tenía fuerzas suficientes para hablar y preguntar. Mi peor pesadilla comenzó ahí, cuando escuche que la paciente del quirófano, YO, iba a morir porque MI CIRUJANO me había perforado todos los órganos de mi cuerpo, que no había nada que hacer para estabilizarme y recuperarme.

Después de oír tal barbaridad, tan cruel salvajada, estuve mucho tiempo en ese quirófano pensando en solo mi familia y amigos, pensando en mis hijos, en esos días que les prometí que pasearíamos en barco al atardecer por esa playa que tanto amo y tan ratos buenos hemos pasado allí; La Azohía.

Pensé en esos besos que me dejé para un después, en tantos abrazos que me faltaron dar. Me quedaba aún por terminar un cuadro que pintar que, ahora, llevan tatuado en un brazo. Aún no había terminado de escribir mis relatos…

Pasaron más de 3h después de esa escalofriante conversación, SÍ, más de 3h (desde las 14:30 del mediodía hasta las 17:45h de la tarde) cuando estas 4 personas decidieron llamar al 061. Para terminar mi muerte, dichos sanitarios, me echaron como a un perro en la ambulancia, sola, sin informes clínicos ni médico de ellos que me acompañase para informar mi estado y que había pasado.

Me llevaban al hospital Santa Lucía de Cartagena, tan solo 7 minutos tardé en llegar. Allí los sanitarios me estaban esperando con bolsas de sangre porque iba casi muerta. Solo pude hablar unos minutos a voz de hilo con mi familia y, contarles lo que me habían hecho y que había escuchado. A mi padre, le dije que no quería morir. A mi hermana, que me prometiese que cuidaría de mis dos hijos, yo había escuchado que moriría porque habían perforado todos los órganos de mi cuerpo.

Mi familia no le dio importancia, pensaron que era aún efecto de la anestesia. Me ingresaron en la UCI y después de unos días, decidieron llevarme a quirófano para intentar operarme, para poderme estabilizar mi destrozado cuerpo.
 
La sospecha y mis pesadillas fueron reales. Todo lo que dijeron en ese quirófano fue verdad. Múltiples e incontables perforaciones de entre 0,5 y 2 cm de profundidad. Pensaron los sanitarios que venía de una reyerta ya que, tales heridas, eran tantas y tan profundadas, que pensaban que era de un arma blanca. Lo que no esperaban ellos, es que venía de otro hospital, de uno privado, de una operación de estética (como ya he dicho atrás, me echaron sin informe médico ninguno). Preguntaron a mis familiares qué operación había sido, no daban crédito a lo que vieron, no encontraban explicación razonable, era imposible que mis lesiones hubiesen sido realizadas por un cirujano y su equipo.
 
Supuestamente, le explicaron que con la cánula que introducía, aspiraría mi grasa sobrante y nada más. Dicha cánula debería de ir poco inclinada (casi acostada) entre la piel y la grasa, nunca de punta. De punta y con fuerza para agujerearme y destrozarme de tal manera.

Me exploraron para realizar un informe e intentar estabilizarme, pero era difícil. Llegué de tal manera al hospital que, poco podían hacer.

Veintisiete agujeros, 27; ese fue el numero de perforaciones que me hizo este cirujano, repartidos por todos mis órganos: riñones, duodeno, colon, intestino, hígado y pulmones.
 
Por estas múltiples perforaciones y traumas en vísceras, fui reintervenida bastantes veces en este bendito hospital, en el que intentaron por todos los medios salvarme la vida. Allí, todos los días, mi familia estaban conmigo, mañana, tarde y noche. Me besaban, me abrazaban, me hablaban, me cogían de las manos y mientras me susurraban y me leían la biblia yo les apretaba las manos para que sintieran que yo aún estaba con ellos y que, no los quería soltar por nada del mundo.

Después de 29 días de intenso sufrimiento para mi familia, 29 días der llantos; angustias; desilusión; impotencia, pero también con algunas esperanzas de poder salir de ahí… sin yo querer, dejé de luchar.

Mis órganos ya no aguantaban más… se detuvieron. Mi corazón dejó de latir. Mis ojos se cerraron. Apagaron mi Voz.

Pido justicia, para mí y mi familia. Hoy he sido yo, pero mañana podríais ser cualquiera de los que están aquí presentes, hijo/as, familiares, cualquier ciudadano en general.
 
Quisiera que apoyarais la necesidad de regularizar todo esto; de exigir controles rigurosos tanto de personal como de titulación académica. Este ruego se está presentando en mi nombre y con mi voz ya que, yo, ya no estoy aquí.
No puede ser que, cualquier cirujano o médico pueda operar sin estar perfecta y legalmente titulado, perfectamente preparado. No todo vale por ganar más dinero. Una amiga, una hija, una hermana, una madre, una vida, no tiene precio.
Se debe de regular la ley para que se puedan hacer operaciones invasivas de estética, con su especialidad y titulación en cirugía plástica, reparadora y estética que requieren 5 años más, esto es, cualificación y experiencia. Sara, mi hermana, fue “conejillo de indias” y víctima del vacío legal y del ego.

Necesito ayudar a mi familia que está destrozada de dolor, desesperada. Agradecer a toda España que se está volcando con ellos. Hay que llevar mi caso a la Asamblea Regional para después poder ir al Parlamento de España; el único país, en el que no está regulada la forma de actuar en casos como el mío. QUE SE CAMBIE LA LEY.

Para una familia humilde como nosotros, es muy difícil, pero con vuestra ayuda, juntos, el camino será mucho más fácil.

Sólo pido JUSTICIA, os propongo la LEYSARA, para que jamás se repita un caso como el mío, causado por el intrusismo profesional de alguien pesimamente preparado.

El ser un buen político se demuestra aquí, sobre una mesa, en una votación, con humildad, sencillez y empatía hacia una familia rota y destrozada por una injusticia y una ley que aquí en España aún no está regulada. Con un “SI” de aquí, de esta mesa, se demuestra que también los políticos tenemos sentimientos y somos humildes. Aquí podemos demostrar que seamos del partido que seamos somos solidarios ante esa indefensa y derrotada familia que solo piden JUSTICIA … y yo aquí me uno a esta solidaridad para dar paso a que se apruebe la “LEYSARA” y así evitar el “intrusismo profesional”; y es verdad, lo he puesto entre comillas porque no existe tal intrusismo; y no existe tal intrusismo precisamente por la laguna legal que existe y debe cambiar.

YO ESTOY MUERTA POR UNA NEGLIGENCIA MÉDICA, AYUDADNOS, POR FAVOR, A QUE ESTO NO SE REPITA JAMÁS

Os presento y os adjunto también la declaración de intenciones para elaborar un borrador de una proposición no de ley con la intención de llegar hasta el final para que sea una realidad, y que mi muerte no sea en vano, y nadie más pase por lo que yo pase por culpa del “vacío legal” que permite y no persigue que un cirujano cardiovascular, un oftalmólogo o un dermatólogo realice una lipoescultura sin experiencia previa demostrada, cualificación, titulación regulada y/o reglada ni formación.

 

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Sobre Nosotros

  Cartagena de Ley es un periódico de noticias de sucesos, tribunales y tráfico que edita 21DEhoy agenCYA, empresa fundada en el año 2009 que también abarca los diarios digitales cartagenadehoy.com - launiondehoy.com - elalgarlosurrutiasdehoy.com y las revistas de papel El Puente - Tele Pinacho además de otras publicaciones y trabajar para eventos y gabinetes de prensa


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