¿Habrá burlas a Mahoma en la jornada de clausura los JJOO de París?
El pasado viernes 26 de julio se celebró la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024. Como era de esperar, el evento fue visto por centenares de millones de personas en todo el mundo. Si nos centramos en España, más de 9,3 millones de telespectadores siguieron en algún momento la inauguración, siendo líder absoluta de su franja.
Si bien la ceremonia tuvo momentos maravillosos de belleza, alegría y ricos en emociones, lo que más sorprendió fue la secuencia que llevó por título "Festividad" consistente en una parodia de la Última Cena de Jesucristo con sus Apóstoles, en este caso sustituidos por drag-queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine, pintado de azul y casi desnudo, con algunos atributos de Dionisos, el dios griego del vino y la fiesta.
Los Juegos Olímpicos modernos tienen su fundamento en los Juegos Olímpicos antiguos, llamados así por celebrarse en la ciudad de Olimpia. Se llevaban a cabo en el santuario de Zeus y tenían una importancia religiosa fundamental pues se realizaban en honor al dios pagano Zeus - cuya estatua, realizada por Fidias, fue colocada en el templo de Olimpia - y a Pélope, héroe divino y rey mítico de Olimpia. Muchos siglos después, los Juegos Olímpicos fueron recuperados. Los primeros se realizaron en Atenas, capital de Grecia, en 1896.
Los Juegos Olímpicos son el mayor evento deportivo multidisciplinario del mundo. En los actuales de París están compitiendo 10.500 atletas en más de 300 pruebas deportivas en representación de 206 naciones. En la ceremonia de inauguración estuvieron presentes 120 jefes de estado, soberanos y presidentes de gobiernos. No hay lugar que congregue a tan variado mosaico de razas, lenguas, religiones, sistemas políticos, culturales o económicos.
La organización de los Juegos Olímpicos se basa en la “Carta Olímpica”; esto es, el documento estatutario que establece los principios fundamentales del Olimpismo. Se aprobó en 1908 y es el código organizacional del Comité Olímpico Internacional (COI), regula las políticas y procesos del Movimiento Olímpico y reglamenta todos los elementos integrantes para la planeación y ejecución de los Juegos Olímpicos. En dicho documento se establecen los valores fundamentales de los Juegos Olímpicos: la excelencia, el esfuerzo, el juego limpio, la amistad y el respeto. En definitiva, el Olimpismo propone crear un estilo de vida basado en el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto por los principios éticos fundamentales universales.
Sin embargo, en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París hemos visto como estos valores establecidos en la “Carta Olímpica” no se han cumplido sino que se ha realizado todo lo contrario: se han conculcado.
Se ha faltado al respeto a una religión, la cristiana, que es la religión monoteísta mayoritaria en el mundo con más de 2.300 millones de seguidores. Y, en concreto, se ha faltado al respeto al momento cumbre de dicha confesión: la Última Cena, en la que Jesús instituyó los sacramentos de la Eucaristía y el Orden Sacerdotal.
Esta escena blasfema de escarnio, burla y mofa al cristianismo ha desatado críticas de millones de personas, no solo de cristianos, sino también de personas que profesan otras religiones que han expresado su solidaridad y su deseo que se respete la fe de todos, independiente de la religión con la que se identifique cada uno en particular.
Ante esa situación lo lógico sería que, desde España, la Subdirección General de Libertad Religiosa, dependiente del Ministerio de la Presidencia, o el Comité Olímpico Español (COE), realizaran sendas quejas formales ante el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París o ante el Comité Olímpico Internacional (COI), preguntándoles por qué no cumplen uno de los valores fundamentales de los Juegos Olímpicos: el respeto que, en este caso, es a una religión. Pero no es difícil vaticinar que no van realizar su función que es, por cierto, para lo que les pagamos todos los españoles con nuestros impuestos.
Asimismo, el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París se ha reafirmado públicamente de todo el contenido de la ceremonia de apertura, sintiéndose orgulloso de la misma y legitimando la escena irrespetuosa hacia la religión cristiana. Su presidente, Tony Estanguet, ha afirmado que “no pretendemos ser subversivos, sino mostrar la diversidad de Francia. Aquí tenemos libertad de expresión y queremos protegerla”.
En consecuencia, propongo que, en cumplimiento del lema oficial de la República Francesa - “Libertad, Igualdad y Fraternidad” - traten a la segunda religión monoteísta del mundo, la islámica, con la misma “Libertad, Igualdad y Fraternidad” que han tratado a la religión cristiana.
Por ello, insto al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París que sea consecuente con su planteamiento y piense en realizar una burla a Mahoma en la jornada de clausura los Juegos Olímpicos que se llevará a cabo el domingo 11 de agosto (personalmente, es algo que con lo que no estoy de acuerdo, pues creo que se debe de respetar a todas las religiones).
Y que dicha jornada de clausura la realice en el mismo formado que la inaugural: no en un Estado Olímpico ni en otro lugar cerrado, sino en un recorrido abierto de más de seis kilómetros por las calles y plazas del centro de París y, por supuesto, en el río Sena.
Supongo que, si escuchan mi propuesta, no la considerarán provocadora, ni tendrán miedo de defender la libertad de Francia, ni se sentirán culpables de vulnerar los principios de la “Carta Olímpica”, vigentes desde hace 116 años.