'Un taconeo volcánico: Sobre el Cante de las Minas de La Unión'
Entre las cumbres volcánicas de la Región de Murcia, una vez al año ocurre el milagro: El cónclave de los mineros, que reúnen fuerzas en la vereda del palmito y el azufre para escuchar taconear al centro de la tierra. La Unión, la ciudad que por definición abre puentes entre culturas. En toda Unión queda en medio un umbral donde el tiempo se dispersa y abre paso al misterio: el espacio liminar puede ser también espacio de transformación, pero para ello hay que excavar, bajar al fondo de una gruta minera.
Ahí, en ese fondo común, miles de voces gitanas que emergen de la tierra, la hacen crecer y la ensanchan al cantar. Una oración de guitarras que son cruce de caminos.
Blas Infante, en su ensayo Orígenes de lo flamenco y secreto del Cante Jondo, determina que la palabra "flamenco" deriva de los términos árabes "Felah-Mengus", que juntos significan "campesino errante". Me pregunto entonces si también hablaban del minero errante.
Yo, muy lejos de ser teórica del flamenco y gran desconocedora de etimología, escarvo a mi modo en las raíces de las palabras, que también son las raíces de la tierra, imaginando que irán a reposar de nuevo a la misma.
Así, recorro con los pies descalzos de la infancia el plomo que dio trabajo a mi familia y a la de muchos para escuchar el cante que brota junto a los vapores de las minas. Cante hondo, del suelo, capaz de construir un templo donde retenerlo cada verano".
(*) Carlota Jiménez es nieta de Mariano, del 'Bar Minero', y es hija de Juan Jiménez, quien dirigió el Festival del Cante de las Minas durante 15 años.