‘Policías en fuera de juego’
Esta vez no hace falta recurrir al VAR ni trazar líneas. Es ‘un fuera de juego como una catedral’, por mucho que se trate de justificar la presencia de agentes municipales de Cartagena enturbiando anoche un acto organizado por vecinos en Pozo Estreno. Nadie pone en duda sus reclamaciones laborales, pero hicieron mucho más daño a los vecinos que presión a los políticos y, encima, han abierto una vía peligrosa, como es que los gremios puedan elegir las fiestas de los pueblos para manifestarse.
¿Se imaginan a los peluqueros manifestándose en las fiestas del Polígono Santa Ana o a los agricultores en los festejos de Los Urrutias? No tendría razón de ser, como tampoco lo tuvo que ayer policías locales acudiesen y enturbiasen un acto de las ‘Fiestas de primavera’ de Pozo Estrecho. Nadie discute sus pretensiones de ganar más dinero, pero sí que hagan uso de un acto organizado de forma altruista por vecinos y colectivos de Pozo Estrecho, donde, como en tantos sitios de este municipio, la vocación de servicio desinteresada de sus residentes hacia los demás es un lujo para esta tierra. ¿Se imaginan que un ciudadano se presente en un lugar público (iglesia, juzgado, ayuntamiento…) para aprovechar una boda, bautizo o comunión relacionado con un policía local para reclamarle que la multa que le ha puesto no es justa? Sería ‘mear fuera de tiesto’, al igual que anoche. Los partidos se disputan en el terreno de juego que corresponde y sin generar daños colaterales ni momentos de malestar y enfado. Anoche hubo un momento en que la situación se pudo liar entre vecinos y manifestantes.
Los destinatarios de la protesta eran los políticos de Cartagena, quienes acudieron al ser invitados, como en tantos lugares, por tratarse de autoridades. Después cumplieron con el protocolo y se marcharon. Encima, creo, salieron algo más reforzados pensando que los policías se habían puesto en contra al pueblo. Fueron bastantes los comentarios despectivos que pude escuchar. Uno me llamó la atención por ser algo diferente. Una mujer decía: “¿Cómo se les ocurre venir a unas fiestas?, eso nadie lo ha hecho y no se hace”. Otra le respondió: “Es que se sienten superiores al resto de trabajadores”, le respondió. La sensación que tuve es que esa concentración molestó a inocentes y no les sirvió a los que reclaman. Es otro motivo por el que no consigo encontrar sentido a quien tuvo la idea de llevarla a cabo ni a los que lo siguieron.
Que conste que en absoluto tengo nada contra la Policía Local, en absoluto, como bien sabe quien me conoce, pero creo que debo dejarlo claro porque en esta tierra resulta que enseguida estiman que ‘estás conmigo o contra mí’ (lo digo en general, no sólo por este gremio) y no entienden que un periodista cuenta lo que hacen otros, como ha sido el artículo del periódico, y que luego puede opinar sin tener interés por alguna de las partes, como estoy haciendo en el presente y en tantos otros como he escrito. Es más, en las protestas que los policías locales han llevado a cabo este mes, en el periódico Cartagena de Ley hemos tapado los rostros que iban sin mascarillas a petición suya, cuando resulta que no estamos obligados por ley ya que no estaban en ejercicio de sus funciones profesionales. Nos lo pidieron y lo hicimos. Creo que es evidente que no tenemos animadversión hacia este gremio al que tantas veces hemos resaltado como ‘la policía más cercana’ al vecino. Si esa imagen resulta ahora manchada, no es culpa nuestra. Anoche acudieron como espectadores varias decenas de personas, que seguro que se lo han contado a otras decenas… y así se va engordando ‘la pelota’. De ahí que siga sin entender la elección del lugar para protestar. Cuando protestaron en un acto de partido político de ‘La Castejón’ nadie dijo nada. Ahora es diferente y me expreso con el sano objetivo de evitar que lo visto anoche se repita en otras fiestas vecinales. Cada vez que un gremio lo haga, me posicionaré en contra. No es el lugar.
También se lleva muchas críticas la delegación del Gobierno en la Región de Murcia. Los policías locales indicaban anoche que tenían su autorización. Los creemos, pues por eso se encontraban vigilando seis guardias civiles en el lugar y si no tuvieran permiso esa manifestación con pancarta, como cualquier otra, hubiese sido disuelta por altercado público. ¿En qué cabeza cabe autorizar una acción de este tipo, que puede derivar hacia cualquier sentido, en unas fiestas populares? Encima, ahora cualquier gremio en conflicto ya puede pedir permiso para manifestarse en cualquier lugar con festejos, pues no puede ser privilegio de unos y no de otros. Vamos, que la delegación también se ha lucido.
Lo que debía ser una noche exclusivamente alegre terminó teniendo una dosis de amargura para los altruistas organizadores y los más que justos homenajeados. No se lo merecían. Reclamar sí, pero sin causar daño a inocentes. Sin embargo, el mandamiento del ‘ferpecto ego’ nos dice que sólo importa lo nuestro a costa de quien sea. Una pena quien piense y actúe de esa manera. Así nos va”.