Trabajadores y trabajos o viceversa
Por un lado están las cifras del paro. Por otro, los problemas que cada vez tienen empresas (cada vez de más gremios) para encontrar mano de obra. Si por un lado están los que quieren trabajar y por otro lado hay trabajos sin gente, la solución parece fácil, es cuestión de entrelazarlos, pero la cosa parece que no es tan sencilla y cada día nos enteramos más carencias profesionales: mecánicos, conductores, instaladores de aire acondicionado, soldadores, técnicos agrícolas, tuberos...
Trabajar es eso por lo que nos tienen que pagar para que lo hagamos y así hacer frente a los gastos que conlleva vivir. Si no nos pagasen, no lo haríamos o se trataría de una afición ('hobby' dicho en inglés) o entretenimiento.
Hoy escucho al director del complejo industrial de Repsol en Cartagena, Antonio Mestre, decir los problemas que han tenido para encontrar cualificados soldadores, tuberos, montadores, instrumentistas... Además, oigo a Vicente Carrión, presidente de COAG Cartagena, decir que faltan técnicos agrícolas, veterianos y otros profesionales en el mundo agrario. A ello le uno que en los últimos tiempos he oido que faltan unos ochocientos mecánicos para los talleres de vehículos en la Región, que hay escasez de instaladores de aire acondicionado, que el chófer de camiones y autocares cada vez es mas escaso, etc., además de oficios que se están perdiendo cuando aún tienen demanda (zapatero, por ejemplo). Entonces, ¿qué pasa?
Una vez expuestos los planteamientos, ¿qué releñe pasa? Coincido con Mestre en que no es un problema concreto, sino tarea de todos volver a una situación de atrás, cuando un trabajo buscaba trabajadores y un trabajador buscaba trabajo.
Unos trabajos no molan porque se pagan mal, porque se necesita un alto nivel de preparación, porque son muy duros, porque no se valora al buen profesional o porque, incluso, se explota al currante. Luego está el otro lado del río, donde nos encontramos que las familias quieren que sus hijos sean 'ingenieros', es decir, que estudien para tener profesiones más cómodas, aunque luego resulta que no todos tienen su espacio para ejercer. Optan por ese camino también porque no encuentran alicientes por la formación profesional, cuya imagen se ha devaluado mucho. También sucede algo similar para los que acudan a cursos de formación. En ambos casos falta gestionar desde arriba facilidad para encontrar empleo después y divulgarlo, pues el principal gancho de esa vía es que luego es muy posible que trabajes. Ahí, pienso, se deberían implicar mucho más las empresas para su propio bien.
Otro motivo son las ayudas públicas. Muchos conocemos personas que no quieren coger un trabajo para no perderlas y completan lo que les falta hasta final de mes con chapuzas en dinero negro. Y además, a toda esa relación hay que añadir que cada vez es más vox pópuli que no tiene sentido cotizar todos los meses porque en el futuro no habrá pensiones.
Digo yo, con todo estos plantemamientos (y más que seguro que habrá), ¿cómo queremos que la cantera de trabajadores produzca al nivel que debería? Es muy complicado y, a veces, una utopía, pero seguro que muchos de mis razonamientos están equivocados o no son exactamente así y que en la situación que atravesamos todo está 'ferpecto'.