Un carnaval de sexo descompensado
La gran fiesta carnavalera de Cartagena ofrece un desnivel muy grande entre mujeres y hombres participantes, quizás, en una proporción de cuatro a uno, más o menos. En tiempos de búsqueda de la paridad sexual en tantos terrenos, no estaría mal trabajar por ella en esta fiesta, aunque sea en sentido contrario al habitual.
No tengo nada contra las mayores de un sexo u otro, pero soy de los que comulgan con el (casi) 'todos somos iguales' (o parecidos) y que si se trabaja en un sentido, también hay que hacerlo en el otro. En este caso me refiero al Carnaval de Cartagena, que hace unas fechas culminó una brillante edición y que mostró que el 80% de sus carnavaleros son féminas. Salvo en las chirigotas, donde hay este año dos grupos varones y uno de chicas, en el resto dominan ellas. Quizás se nota menos en los niños, pero conforme van a más las edades, ellos son menos, incluso en edad muy adulto, como también observé en las formaciones de mayores. ¿Por qué esa desconexión? Tantos las plumas como el disfraz son elementos para ambos. Quizás en las primeras haya más debate, pero en lo segundo quedo que está claro y, como ejemplo, el muy simpático Carnaval de Cabezo de Torres, donde apenas hay pluma y sí muchos grupos de simpáticos vestuarios, estando (a simple vista) equilibrada la participación de uno y otro sexo en su etapa adulta.
Desde mi posición puedo comentarlo y puedo invitar a los vecinos a sumarse a esta fiesta, pero la auténtica acción debe surgir desde el interior de la familia carnavalera, como ha sucedido en la Semana Santa con el arduo trabajo que desde hace años están llevando a cabo las inquietas procesionistas de la Asociación de Mujeres Cofrades por la plena igualdad en esta severa celebración. Los resultados están ahí. Quedan logros por conseguir, pero se sigue avanzando. Por su parte, Carthagineses y Romanos ha tenido cifras bastantes parejas a lo largo de su historia.
Creo que trabajar ese terreno es también reto para el carnaval, además de algunos detalles como una correcta distribución de la revista oficial y de los folletos de programación (he visto en algunos sitios montones sin llegar a su destino). También es asignatura pendiente trabajar las redes sociales. Estamos hartos de escuchar la frase que hoy en día hay que estar en internet, pero luego resulta que grandes eventos como Carnaval y Carthagineses y Romanos muestran una actividad muy pobre. Los semanasanteros son los que más se difunden por redes sociales y, aún así, el pregonero de la Semana Santa de este año pide más labor en este terreno porque es escasa. Pues si le piden más al que se mueve algo más, ¿qué no habrá que pedirle a los que están casi quietos? Creo, y puedo estar 'ferpectamente' equivocado, que el quid de la cuestión es que entender de redes sociales no es entender de periodismo, que es lo que se requiere para difundir bien algo, por lo que luego ya no es que se sepa o no cómo colgar algo, sino el qué, el cómo y el cuándo.
Y, por supuesto, al igual que escribimos en el 'debe' lo hago en el 'haber'. La fiesta del carnaval es la más arraigada en los pueblos de 'la gran Cartagena' y su extenso territorio. También la más laboriosa, pues fantasías, montajes y vestuarios no son 'para siempre', sino que se renueve, de forma artesanal, cada año. También presenta unos sesenta grupos apuntados, de los que algo más de la mitad han participado este año. Es una fiesta que se presta a entrar y salir, según las circunstancia de cada año. Otro dato es que ya moviliza a unas tres mil personas, pero, como digo, creciendo...
Ellas, ellos y viceversa. El carnaval no debe ser una fiesta femenina y eso se evita trabajando (y motivando) desde dentro, pero lo mismo estoy equivocado y todo está 'ferpecto'.