Jaque a las fiestas populares
La gran tragedia que tuvo lugar en la madrugada del uno de octubre en la discoteca 'Teatre' fue muy dura y la sentimos todos, pero otra cosa es que ahora la 'tengamos que pagar todos'. Me refiero a la nueva 'Ley de espectáculos públicos' parida por el gobierno regional a raíz de ese dramático suceso, en la que se exigen ahora un volumen tal de burocracia y dinero para organizar unos festejos vecinales que en Cartagena se convertirá en un muro insuperable en muchas poblaciones.
Lo primero es situarnos. Este artículo lo centro en Cartagena y no en otros municipios, pues en La Unión, Torre Pacheco, Los Alcázares y Fuente Álamo, por citar los más próximos, son sus consistorios los que organizan las fiestas. Aquí, en el inmenso territorio cartagenero, la gran mayoría fuera del casco antiguo son preparados de forma altruista por los vecinos, dado que uno de los 'tesoros' de esta tierra es el movimiento vecinal y el afán desinteresado de unos por hacer felices a otros y, en este caso, organizar propuestas de ocio que, mientras no se demuestre lo contrario, son los puntos de encuentro principales de los residentes de cada núcleo de población, ya sea barrio o pueblo, dentro de las diputaciones cartageneras.
El segundo punto es valorar el alcance. Recordemos que el 77% de la población de Cartagena vive fuera de la ciudad, con lo que estamos hablando de unas ciento ochenta mil personas.
Y el tercer aspecto es el económico. El Ayuntamiento de Cartagena destina mucho dinero a fiestas, pero como ayudas, pues si tuviera que organizarlas el consistorio, costaría mucho más. Es similar a lo que sucede con las asociaciones, a las que da subvenciones, pero, por contra, se ahorra mucho funcionario público para abrir y cerrar instalaciones públicas como son los locales sociales. Y también recordemos que las arcas municipales reciben muchísimo más dinero de impuestos extraurbanos que de la propia ciudad, donde al final van gran parte de esa recaudación.
En conclusión, hasta ahora, las fiestas las organizan vecinos que saben lo que quieren sus vecinos y libera al gobierno municipal de encargarse plenamente de llevar alicientes festeros a un territorio tan gran como es Cartagena. Si no se quieren segregaciones, entidades locales menores o dotar de más presupuesto y autonomía a las juntas vecinales municipales, hay que asumir lo que toca.
Pues bien, ahora todo este panorama corre serio peligro. El motivo, según nos han comentado diversas comisiones organizadoras de fiestas, es que los que mandan en la Región de Murcia han lanzado una nueva ley de espectáculos públicos "que te quitan las ganas de hacer algo", como nos decía uno.
Por lo que nos exponen, ahora se precisa encargar un estudio de impacto acústico y un informe técnico sobre escenarios e instalaciones en cada edición, además de elevar el seguro de responsabilidad civil hasta los dos millones de euros, tener varias ambulancias (algunas medicalizadas), más vigilancia privada... El resultado de esta fórmula es que todo costará mucho más dinero y que no todos estas comisiones de fiestas que trabajan de forma altruista tienen tiempo o saben cómo llevar a cabo tanto papeleo, que además, creo, tiene que estar aprobado dos meses antes del inicio de cada fiesta, con lo que, en algunos casos, haría falta hasta contratar un gestor. ¿Entienden ahora eso de que se quitan las ganas...?
Pienso que 'se han pasado muchos pueblos' para una situación tan autóctona y tradicional como la que tiene Cartagena y que quieren que las comisiones se conviertan en empresas de espectáculos, cuando en absoluto lo son. Además, hay otras circunstancias que diferencian situaciones, pues en las fiestas populares las entradas son gratuitas y tampoco es fácil cuantificar el número de personas asistentes, casi siempre al aire libre. En nada se asemejan a discotecas o salas de fiestas.
¿Qué pasará? A bote pronto, parece que las fiestas populares y patronales están en jaque en un buen número, pues si a los que organizan de forma generosa y altruista les ponen cada vez más piedras, optarán por abandonar. Total, ¿qué sueldo van a perder?. Entonces, ¿asumirá el ayuntamiento esa labor en más de cien festejos populares o patronales que se celebran actualmente? Tengo entendido que desde el gobierno municipal no ha caído bien esa nueva ley y estudian soluciones, pero es algo que me llega de oídas, no directamente.
No pongo en duda que siempre hay que buscar la seguridad de las personas, pero sin pasarse dentro del sentido común. Dicen de que 'unos barros llegan los lodos'. Ya veremos qué pasa, pero lo mismo estoy equivocado y exagero, pues resulta que con la nueva ley todo está 'ferpecto'.