'¡Que nos quiten lo jugao!'
¿Se irá o no de tierras mineras La Unión Atlético? Es la pregunta que desde hace semanas flota en el ambiente, pero al margen de la respuesta, un servidor quiere resaltar lo que está pasando y no lo que puede pasar, por lo que pienso que hay que saborear una temporada para enmarcar y que, además del disfrute de los aficionados al fútbol con un equipo de al lado de casa, ha llevado el nombre de La Unión por una amplia parte del suelo español.
Me gusta empezar siempre mis artículos de opinión dejando clara mi posición y esta vez no va a ser menos, por lo que recalco que no estoy ni estaré en debates entre La Unión Atlético y CD Ciudad de La Unión o viceversa. Todavía no entiendo por qué hay que elegir o las razones de que uno excluya a otro. En absoluto. En un caso hablamos de un equipo que compite en categorías superiores y, en el otro, de un club joven que apuesta por la cantera. Son dos filosofías diferentes. Punto. Quien quiera guerras, que se olvide de alistarme.
Vamos a centrarnos en el club que en los últimos ocho años se denomina La Unión Atlético. Entonces, una vez más en la historia del fútbol minero, se abría una nueva etapa con otro nombre, siendo en esta ocasión Julián Luna el que respondió a la llamada lanzada por personas ligadas al balompié en la ciudad nativa de su esposa. Gracias a él se mantuvo el primer equipo, habiendo pasado por preferente, tercera y ahora segunda, dentro de las categorías no profesionales (en la teoría) del fútbol ibérico. El archenero, como buen abogado, lleva décadas de tribunales y conflictos, lo que quizás le quitó el miedo de meterse en un club con muy escaso respaldo social. Lo hizo y ha pasado años de algunas penas y más alegrías, pero siempre con un lastre, la viabilidad económica de la entidad.
Se podría centrar el tema en el ayuntamiento, pero el consistorio creo que no tiene 'colchón' económico para respaldar un proyecto privado de todavía escaso impacto vecinal y su aportación tendría que ser de gestión en busca de ayudas. Un servidor nunca ha terminado de entender cómo en la comarca, con Cartagena a la cabeza, hay tantos problemas de patrocinio teniendo ahí el Valle de Escombreras con empresas de postín, por no nombrar otras próximas. La cuestión es que si en La Unión un archenero es el que lidera el proyecto, en Cartagena han sido también de fuera los presidentes ilusionantes de los últimos tiempos, como Belda (Fortuna), Paco Gómez (Orihuela) y Paco Belmonte (Murcia). Analizar lo de esta tierra merece un reposado (y crítico) estudio. Al final, mil gracias a comercios y empresas privadas que ayudan, pero si se escalan categorías, cada vez se precisan más euros y de ahí las alianzas con personas de dinero, como el malagueño Daniel Pastor o 'Daniel Pastón', como en broma dicen algunos.
También entiendo a la afición. La Unión la perdió, quizás, cuando fue el experimento del Efesé-Unión de Segunda B. No salió bien y, además, rompió la conexión entre el equipo de la tierra y su cantera. Esto también influye. Si no hay sangre unionense en el terreno de juego, es más complicado atraer a vecinos y al final los que van son 'los de toda la vida' o coleccionistas de espectáculos, pero se complica lo de crear sentimiento, empresa para la que se precisaría un plan de acción de varios años.
Sin embargo, esto último ha tenido un ligero giro este año, pues los aficionados han ido aumentando (sin llegar a las cifras deseables) y ha surgido una animosa peña. La causa es la ilusión, capaz de mover montañas, y el contagio. Me refiero a que la plantilla y cuerpo técnico han formado 'una familia' que se ha notado en el rendimiento y ha camelado a muchos espectadores.
Y ahora llegamos a la pregunta. ¿Se irá el club? Pienso que es muy posible, pues aunque la federación murciana se puede oponer, tendrá que ceder si le hacen este planteamiento: traslado o desaparición. Aunque, lo mismo me equivoco. Ojalá, pues me gustaría que siguiera por estos lares. Del tema he hablado con aficionados. Bastantes lo entienden, pero también los hay que me dicen claramente que si esto ocurre, "que se olviden de mí en el fútbol de La Unión, pues sería un golpe muy gordo después de ilusionarnos", me indicaban.
Podrá ser una cosa u otra, pero yo me quedo con lo de '¡Que me quiten lo bailao!', que en este caso sería 'lo jugao'. Desde que comenzó 2024, con la gran reacción que evitó el descenso, y hasta ahora son 16 meses de disfrute con el juego y los resultados (todo dicho a nivel global) de La Unión Atlético para los que nos gusta el balompié y a los que nos gusta sentir de cerca las alegrías e ilusiones que la mayoría de veces nos tenemos que resignar a ver por televisión. Lo 'ferpecto' en este caso es vivir un presente que seguro será recordado en el futuro, pues pasar de humilde defensor de la plaza en la categoría a saltar al piso de arriba a lo grande no ocurre todas las temporadas ni en todas las localidades".